EL PODER DE LAS COSAS ELEMENTALES (Colección Las Paradojas)

Es paradójico que aquellas cosas que están frente a nuestros ojos no las veamos.

La mayoría de las personas buscan fórmulas mágicas para resolver los aspectos básicos de sus vidas, como encontrar la pareja ideal, cómo mejorar la relación de pareja, cómo tener amigos de verdad, cómo saber cuál es mi vocación, cómo hallar un propósito de vida, cómo encontrar el trabajo perfecto, cómo mantenerse atractivo, en fin, estas y otras más atraviesan por las mentes en momentos de hastío.

Sin embargo, pocas, muy pocas de esas personas hacen el respectivo Click (en Coaching darse cuenta), y son capaces de mirar bien lo visto y de escuchar bien lo ya oído.

¿Qué ocurre?, pues bien, que cuando somos capaces de tomarnos el tiempo necesario para la introspección y hacernos las preguntas del caso, descubrimos que las respuestas son más simples de lo que imaginábamos. Y todo arranca por desafiarnos a ponernos frente al espejo, mirarnos fijamente a los ojos, y cuestionarnos si estamos siendo la mejor persona que podríamos ser, si estamos elevando constantemente nuestros estándares, si sabemos en realidad que queremos y si estamos pagando el precio por alcanzar lo que anhelamos.

Pero, aclaremos cuáles son aquellas cosas a las que podríamos llamar elementales, que acaban siendo las más trascendentales en el momento de tasar nuestra felicidad.

  1. Descubrir lo que nos obsesiona. Es bien sabido que cuando una persona disfruta de algo es inmensamente curiosa y desea saber más y más a cada día. Lo importante es cómo canalizar esta energía en virtud de una ocupación que resuelva nuestra economía.
  2. Estar atento. De esta manera nos damos cuenta que al universo y a todo lo que lo habita lo rigen leyes y que es fundamental conocerlas para no ser víctimas de ellas. El hecho de que yo desconozca la ley de la gravedad no implica que no me afecte.
  3. Dejar una huella. Una de las preguntas más comunes en los talleres de Marketing Personal, es porqué te recuerdan las personas, esto habla de tu marca, de tu sello, pero sobre todo de tu excelencia, de la impecabilidad en lo que haces.
  4. Interésese auténticamente en los demás. Esta afirmación resume uno de los libros más vendidos en los últimos 100 años, Cómo ganar amigos, de Dale Carnegie. Demostrar un interés verdadero en los demás casi siempre trae una jugosa recompensa, y es que esas personas acaben por interesarse en nosotros y hacer todo lo que esté a su alcance para satisfacernos. Acostúmbrese a saludar mirando a los ojos a su interlocutor, estando atento a su nombre y llamándolo por el mismo. Haga llamadas de mantenimiento, es decir, llame sólo a recordar sus afectos. Sorprenda a las personas con un elogio sincero. Haga reconocimientos, que poder tienen en la autoestima y en el deseo de hacer las cosas cada vez mucho mejor. Ponga en su agenda los cumpleaños de todas las personas que representan algo especial para usted y felicítelos en su día, así mismo, programe invitaciones a desayunar, a almorzar o a tomar un café. Sea detallista. Evite caer en la trampa de que no tiene tiempo.
  5. Construya un hogar y una familia. Tenga presente que existen bellas mansiones con inquilinos que a veces llevan la misma sangre y el mismo apellido, pero que no existe una comunicación real, ni menos, espacios para compartir y conversar a cerca de nuestros planes y preocupaciones. Una familia es un motor anímico capaz de mover grandes proezas. Un hogar es aquel sitio donde nos sentimos protegidos y seguros. Las tradiciones mantienen vivo el espíritu de la familia, generalmente son la excusa ideal para el encuentro.
  6. Ser pareja. Por lo general vamos por la vida buscando nuestra media naranja. Pero la pregunta es ¿podríamos ser la media naranja para alguien?, es decir, somos buenos cómplices de aventuras, sabemos caminar de la mano, tenemos la capacidad de valorar, entendemos que en la diferencia hay toda una escuela de aprendizajes y que las parejas que llegan a nuestra vida para quedarse acaban siendo nuestros mejores maestros. Tenga en cuenta que la soledad es muy difícil, en especial cuando nos estamos haciendo viejos.
  7. Ama y disfruta de la naturaleza. Qué privilegiados somos de poder gozar aun de tanta abundancia de recursos naturales, pese a nuestra inconciencia. Toda la biodiversidad que nos rodea tiene la misión en primer lugar de asombrarnos y en segundo lugar de facilitarnos la vida. La única condición es cuidar, es ser responsable, es ser compasivo. Este es un mundo en el que para muchas personas su única compañía es una planta, un jardín o una mascota. Nosotros podemos ser divinamente la voz de aquellos que hablan otros lenguajes que en ocasiones no entendemos.
  8. Si, ahí, afuera, más cerca de nosotros de lo que pensamos habitan personas que por la razón que sean van como parias por la vida, escasos de lo material, pero en especial de dignidad y afecto. Hay diversas maneras de ayudar, desde la Filantropía, quiere decir que sacas de tu dinero y haces donaciones, o desde el altruismo, quiere decir, que no cuentas con dinero pero tienes voluntad, así que te remangas tu indiferencia y pones parte de tu vida al servicio de la alegría de otros.
  9. Orar y meditar. Cuando oramos, nosotros hablamos y Dios escucha, digamos que es momento para agradecer, ¡ojo!, agradecer, no quiere decir que no podamos pedir algo, pero el enfoque está en reconocer que somos personas muy privilegiadas, basta que hagas la lista de lo que tienes y te sorprenderás. Cuando meditamos, uno se calla, y Dios habla. Este es un instante único, pues ese encuentro nos brinda el sosiego que necesitamos y la claridad que buscamos. Esta debe ser una práctica para todos los días. Con el tiempo veraz prodigiosos resultados.
  10. Ten una Filosofía de vida. Sí, leíste bien, una Filosofía de vida, no un estilo de vida. El estilo de vida generalmente lo llevamos por guardar las apariencias, para ganar aprobación, pero a veces se trata de hacer cosas que no nos gustan, que nos causan mucho esfuerzo, es sólo comida chatarra para engordar el ego. Mientras que una Filosofía de vida se ocupa de identificar nuestros valores y vivir de acuerdo a ellos, es decir, siendo congruentes; una Filosofía de vida habla de aquello en lo que creemos y que por estar convencidos lo hacemos con el corazón, dejamos un pedazo de la vida allí. Es sagrado, y nos produce un profundo regocijo saber que respetamos la vida que tenemos a cargo y el cómo elegimos vivirla.
  11. Encontrar un sentido. Las cosas por si mismas no tienen sentido, somos nosotros los responsables de dárselo. Alguna vez compartía con dos amigas, y una de ellas parecía que la estaba pasando bastante bien con un melón en cuadritos que disfrutaba uno a uno; curiosa por la escena, la amiga que sólo observaba le preguntó que si de verdad lo que estaba comiendo era tan delicioso. Así que la invitación a probar no se hizo esperar, y cómo acto seguido después de la degustación, un tanto decepcionada, la que apenas si probaba dijo – a mí no me supo a nada – a lo que la otra con una simpática sonrisa le repuso –hay que buscarle el sabor -. Esa es la tarea, buscar el sabor, hallar el sentido que hay guardado en cada cosa y en cada situación, y si por alguna razón no lo encontramos o con el tiempo se acaba continuar nuestro camino prestos a una nueva experiencia. En la vida laboral es muy común ver a personas que parecen hacer actividades sin sentido y por ende con desgano, a media marcha, de cualquier manera. Así que, o le buscamos y le construimos el sentido a lo que hacemos, para no sufrírnoslo, ni hacérselo sufrir a otros, o renunciamos, y la vida sencillamente continúa.

Debo advertir que este listado no está en un orden jerárquico, y que muy seguramente tampoco contempla todas esas cosas elementales que pueden llevarnos a una experiencia de vida feliz, pero se trata de que a partir de esta reflexión te animes a pensar en cuáles son esas cosas que podrían hacer la diferencia en tu paso por este planeta.

René Fernando Chisco Ríos

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