El poder para «poder»

Todos en algún momento de nuestra existencia recibimos el báculo del PODER para que sirvamos de puentes y facilitemos la vida de otros; sin embargo, pocos reconocen la verdadera dimensión de ese propósito de servir, y se convierten en muros, en alambres de púa en el camino de los demás.

Qué tan sencillo resulta casi siempre facilitar las expectativas y necesidades de las personas; a veces sólo se trata de ser pacientes, de ser receptivos, de ser proactivos, de brindar información en un lenguaje acorde y cerciorarse de su comprensión, de proporcionar una orientación adecuada; en fin, la tarea es “dar la mano para ayudar a cruzar el río”.

Todos podemos influir positivamente en los demás, y una bella manera de hacerlo es recuperar la confianza a partir de actos de bondad y generosidad.

Tú decides cómo quieres quedar guardado en la memoria de cada una de las personas que pasan por tu vida.

Lo paradójico del PODER, es que en ocasiones quedamos de frente a situaciones, en las que aun teniendo PODER sencillamente no podemos; circunstancias en las que estaríamos dispuestos a darlo todo para PODER; sin embargo, nos sentimos IMPOTENTES. Lamentablemente son muy pocos los que aprenden estas lecciones y siguen campantes por la vida ufanándose de su PODER, haciendo estragos, humillando, pisoteando; olvidando una vez más que en la vida toda funciona como un círculo en el que en oportunidades estamos arriba y podemos sembrar lo suficiente, para que cuando estemos abajo alguien nos espere bondadosamente con los brazos abiertos.

Recuerda que en tus manos está el PODER de hacerle más feliz la vida a alguien. 

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